La polémica de utilizar Flúor en el agua potable.

Es un cuento muy largo y doloroso sobre los campos de concentración Nazis, aunque muchos creen que esto nunca sucedió, sin embrago la historia lo grabó.

Una de las teorías, que hizo gran revuelo en la comunidad científica, fue el uso de fluoruro de sodio en el agua que consumía la población que en encontraba en los campos de concentración.

En 1954, Charles Perkins, químico estadounidense, realizó un informe para la Fundación de Investigación Nutricional Lee en Wisconsin.

En su informe, Perkins señalaba un macabro plan dirigido por los químicos alemanes para controlar y mantener sumisa a la población civil.

En el informe señalaba el uso de Fluoruro de sodio por el grupo de generales alemanes, además señala números problemas de salud en mujeres, hombre y niños que iban desde esterilidad, deformación de huesos y cáncer.

Este informe fue avalado por otro artículo realizado previamente en 1943, por el Ministerio de Salud de los Estados Unidos, en su Revista de ‘Salud Publica’. Este artículo fue más preciso, y hablaba sobre las concentraciones de fluoruro de sodio en el agua, sus efectos tóxicos y las posibles tasas de mortalidad que podría desarrollarse si se continuaba con su uso a largo plazo. En 1958, el Fluoruro de Sodio fue motivo de discusión, además del agua Fluorurada, los dentífricos y la sal común, existían otros alimentos que contenían flúor de manera natural y levantó polémica en la población.

En vista de toda esta polémica, adjuntado otros informes de toxicidad por parte del Dr. Bull y el Dr. Rapp perteneciente a la Escuela de Odontología de la Facultad Loyola en Estados Unidos, en especial el tema de raticidas y la destrucción de enzimas del cuerpo humano; la OMS (Organización Mundial de la Salud) armó un equipo de investigadores científicos para conocer concretamente a que nos enfrentábamos y crear un informe que despejará las dudas.

El comité estaba conformado por 7 miembros, 5 a favor de la inocuidad y 2 a favor de su uso saludable. Finalmente, en 1963 se finalizó los estudios y dio como resultado, que era necesario un porcentaje de fluoruro de sodio en el agua para mantener saludable a la población.

El 23 de julio de 1963 en Boston, la OMS acepta la fluorución.